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miércoles, 30 de marzo de 2011

Un sueño

Carlos Nuñez "El pozo de Aran".
Muchas veces soñé que podía existir un pozo de Aran. Recorrimos hasta los espacios más inverosímiles, recurrimos a la medicina tradicional, a la medicina alternativa, a sanadores, curadores, lugares místicos por su tradición, llevamos estampitas a todos los santos, bendijeron cada prenda que usaste, rezaron y oraron en cada iglesia y templo conocido, te llené una caja de estampitas, íconos, imágenes santas, oraciones, cadenitas, medallitas, rosarios, sólo me faltó el Pozo de Arán de Carlos Núñez, quien sabe...

viernes, 25 de marzo de 2011

Tu adios

El sonido de la campanilla retumbó en los altos techos del edificio de medicina laboral donde determinarían la procedencia o no de la licencia solicitada para acompañar en sus últimos días a un pequeño paciente que se resistía a bajar los brazos.

La voz en el móvil, sin alarmar, motivaba su llamado en un pequeño sangrado de la naríz que estaba costando controlar. Con insistencia y preocupación el trámite quedó resuelto. El largo camino de regreso atravesando la ciudad, se hizo eterno.
Al entrar, desde la habitación matrimonial-enfermería Sabina dejaba escapar sus mejores acordes. Escuchaban música, padre e hijo compartían sus mejores temas.
- Uno más de Sabina-, la métrica justa para el efecto narcótico de la morfina. Otro taponcito de algodón, y otro más, ya habían sido varios.
Otro tema, ahora de Peteco, lo que le gusta.
- Papi, ... poné ...la de ...la estrellita azul... con el hijo- pausadamente pero decidido, casi en un hilo de voz, pedía un tema.
-Llamala a Mercedes, decile que me sangra.
-Un taponcito más y volver a llamar, en cualquier momento, a cualquier hora. Parecía pasajero, parecía que paraba, parecía que nos daba un poquito más.
-Mamá, decile que ya paró, no quiero ir al hospi-, la débil y entrecortada voz, infundía fuerza.
-Parece que paró, no se ve más el hilito de sangre brotar al lado del taponcito.  Al otro lado del teléfono, una vez más, su peregrina azul ponía un voto de confianza en ese pequeño gladiador que se negaba a dejar ese débil cuerpecito.
La música paró y el aire sólo era atravesado por el sonido pesado y aletargado de su respiración. Cada vez más costosa, más lenta, más trabajosa.
Agitado y jadeante, como si las palabras de por sí se quedaran atascadas en su garganta, casi en un grito desesperado pidió:- Mamí, mami... me arrepentí... llamala a Mercedes... decile que quiero ir para allá.
El "si quiere venir, venganse" bastó para estar en camino inmediatamente. Seguramente con una transfusión, una bolsita de plaquetas o un "churrasquito" de rojos, se estabilizaría, pararía el sangradito y se sentiría más sereno.
La brisa primaveral que entraba por la ventanilla del auto no era suficiente, el aire faltaba y sentía que se ahogaba.
-Mamá... me parece... que no.. llego al hospi..
- Sí que vamos a llegar, ahora vamos con Mercedes. Te abro más la ventanilla para que entre más aire.
La distancia parecía duplicarse en cada cuadra, el pañuelo blanco esgrimido enérgicamente, la bocina en un sólo ruido frenético, maniobras bruscas. -Pa.. menos mal ... que cambiaste... el rulemán.
La aliviante arquitectura del hopital se vislumbró. El auto recorrió las escasas dos cuadras que mediaban entre la desesperación y el alivio. Se paró frente a la puerta, para dejar bajar al niño en brazos, acurrucado, agitado, jadeante, implorante: -Mamá.. Papá ya llegamos?
Escaleras, recepciones, corredores y pasillos, rápidamente fueron sorteados para entrar al servicio de oncología. -Mercedes!!.. Mercedes!!
Joaquincito atraviesa el vestíbulo,allí  la siente, sólo él la siente. Él ya advirtió su presencia, "ella está acostumbrada a que la reciban con espanto, los que pueden verla,  (...) huyen vertiginosamente (...)". El pequeño Joaco entra al consultorio y más que nunca sigue pidiendo por su Mercedes.
Detrás de la puerta, la balsámica voz, anuncia la llegada de Mercedes y con ella, el consuelo, la esperanza, el permiso. -Mercedes, poneme la mascarita... no puedo respirar.
-Tranquilo, Joaco.
-Papá... Te quiero mucho... Mamá... te quiero mucho.. qué... te pasa... Papá... no llorés ... no seas maricón... me... vas a ir... a ver al cajón? Dales.. un beso ... Lula y Pauli
-Pará, Joaco, te queremos, tranquilo, te ponemos la mascarita.
- Gracias Mercedes,... gracias María,... gracias tucumana,... gracias Marcelo,... gracias Gimena...
-Mercedes..., decime la verdad... yo de acá no salgo vivo
-Joaco, tranquilo. Te quiero mucho.
-Ma... Pa... Decile a Marcos de la moto... la escalera de Carolo.


"Está acostumbrada a que la reciban con espanto. A cada visita suya, los que pueden verla -los gatos, los perros, los ratones- huyen vertiginosamente o enloquecen la cuadra con sus ladridos, sus chillidos y su agorero maullar. Los otros, los moradores del mundo secreto -los personajes pintados en los cuadros, las estatuas de los jardines, las cabezas talladas en los muebles, los espantapájaros, las miniaturas de las porcelanas- fingen no enterarse de su cercanía, pero enmudecen como si imaginaran que así va a desentenderse de ellos y de su permanente conspiración temerosa." 
                                                                  El hombrecito del azulejo - MANUEL MUJICA LAINÉZ


domingo, 13 de marzo de 2011

Cuando las estadísticas tienen nombres

Facunda y Nancy, madre e hija, compatriotas paraguayas, habiendo luchado contra el cáncer de Nancy en el Garrahan, hoy pueden sentirse orgullosa de los resultados. Le ganaron, lo vencieron, con el apoyo de entidades como la Fundación Argentina de Transplante Hepático y el incondicional y dedicado apoyo del personal médico, enfermería y voluntarios del Garrahan. Hoy, con la incansable lucha de Elda, desde Asunción del Paraguay, tal vez puedan cumplir el sueño, de volver a su país como vencedoras. Elda seguirá luchando hasta que los niños del Paraguay, puedan hacer el tratamiento contra el cáncer en su propio país, en su contexto, dentro de su cultura, condiciones necesarias para la esperanza de cura.
Elda, cuenta cómo lo logró:  "Llegó el día. Mientras veo cómo los miembros del partido colorado se pelean, se faltan el respeto y se dicen groserías en las mesas ..."