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martes, 13 de octubre de 2009

Acompañado por tus hermanas

Paulita y Luz volvieron del jardín desesperadas por verte. Nos habíamos ido al hospital temprano, seguro que Mercedes nos iba a decir algo. Ella tenía las palabras justas para todo. Te tuvieron que hacer punción de médula. Ya sabíamos que no iba a ser fácil. La "dormilona", el pinchazo, Mercedes se quedó con vos todo el tiempo. Esperamos que te despabilaras, Mercedes nos dijo que volviéramos al día siguiente, que te quedaras jugando con los abuelos en casa.



Paulita llegó del jardín con una sorpresa: traía a Pancho del jardín, el muñeco que visitaba todas las casas. Jugaron mucho, le cambiaron los pañales, le pusieron el pijama, le cambiaron la ropa, le dieron la mamadera.



Con Pancho

El muñeco Pancho te robó las últimas sonrisas. -Papá, sos abuelos!!!!!  Soy pap, papá- nos gritabas desde la cama y nos mostrabas a Pancho que hacía las veces de tu hijo.







Antes de jugar con Pancho, fuimos a la simulación de los rayos. Vos sabías que te iban a pinchar. Nos preguntaste en el auto, te dijimos que creíamos que no que íbamos a ver, que seguro usaban los otros tatuajes. Pero entraste, nos hicieron salir, pero llorabas y estabas asustado, papá no aguantó más y se metió, les dijo que no más tatuajes, que usaran los que ya tenías. Te pusiste contento porque no te iban a pinchar más. Usaron los que pudieron hacer y los que ya tenías. Saliste igualmente enojado, estabas podrido: - Otra vez, los rayos, las quimios, los tatuajes, cuándo me voy a curar? Y no teníamos respuestas, por primera vez en la vida, sabíamos que no teníamos respuesta o la respuesta que sabíamos no era la esperada.