Una semana después estábamos festejando el cumple de la Pauli y estabas en casa. Habías pasado el período crítico, la semana desde la quimio y seguíamos en casa. Pauli fue al jardín maternal y su seño Laura, le regaló un elefante de goma Eva. Te gustaba acompañarme al maternal, en cuanto te veía te empezaba a gritar y vos te dabas cuenta que era tu hermana. A veces entrábamos hasta la sala, te gustaba escuchar el bochinche que hacían los amiguitos de Pauli en su media lengua.
Durante estos tres años viví al ritmo de tus sonrisas. No sé cómo siempre tenías una sonrisa para darnos. Todas la sonrisas en las que te retrato, volvíamos de una quimio, un pinchazo, una anestesia, un "tatuaje", los rayos, o habías estado volando de fiebre, o con innumerables vómitos, con cansancio, malestar, diarrea, dolor de cabeza, dolor de panza, de espalda o de hueso, pero siempre cuando se terminaba nos dabas tu mejor sonrisa. Al lado nuestro siempre estaba tu "Hombrecito del azulejo"
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no sabía que habías hecho ésto para Joaco... es hermoso y no tengo palabras
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