Durante estos tres años viví al ritmo de tus sonrisas. No sé cómo siempre tenías una sonrisa para darnos. Todas la sonrisas en las que te retrato, volvíamos de una quimio, un pinchazo, una anestesia, un "tatuaje", los rayos, o habías estado volando de fiebre, o con innumerables vómitos, con cansancio, malestar, diarrea, dolor de cabeza, dolor de panza, de espalda o de hueso, pero siempre cuando se terminaba nos dabas tu mejor sonrisa. Al lado nuestro siempre estaba tu "Hombrecito del azulejo"
miércoles, 10 de marzo de 2010
No estabas para soplar la velita
Hoy es tu cumple, pero no te tenemos para decirte feliz cumple. Igual hicimos un asadito chiquito y nos acordamos de vos. No hay día que no nos acordemos de vos. Parece mentira.
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